Secret Survivors: la esperanza sobrevive
- Silvia Reyes
- 3 abr 2018
- 3 Min. de lectura
“¿Qué pasa si la persona que te está lastimando es la misma en la que supuestamente deberías de confiar? Entonces, ¿a quién le cuentas? Los medios de comunicación se enfocan en el peligroso extraño; el aterrador y misterioso monstruo que sale detrás de los arbustos pero, el 90% de los niños son abusados por un familiar o alguien conocido. Sólo un 10% son abusados por un completo desconocido”. [Secret Survivors]
Vayamos a los datos rudos: de acuerdo con la National Center for Missing and Exploited Children México ocupó en 2013 el vergonzoso primer lugar en producción y difusión de pornografía infantil y, en el año 2014, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), alertó que también ocupábamos México el primer lugar a nivel mundial en abuso sexual, violencia física y homicidio en menores de 14 años. Referencias que me hacen pensar en cómo nuestra sociedad ha construido cimientos simbólicos que favorecen el maltrato infantil, pues en varias épocas de la historia se ha transmitido de forma intergeneracional la noción de que los adultos son los dueños y que los niños les pertenecen por el hecho de haberlos traído al mundo, guiarlos y mantenerlos con vida.
Es en el contexto de esta terrible realidad como La Casa Mandarina AC, Ping Chong + Company y Las Reinas Chulas Cabaret y Derechos Humanos hicieron una alianza para co-producir Secret Survivors México: usando el teatro para romper el silencio, obra inspirada en su homóloga neoyorkina creada en 2011 por Ping Chong + Company. En ella, 6 sobrevivientes de abuso sexual infantil toman el micrófono para entrelazar historias personales que ayuden a erradicar la miopía autoinducida que hemos desarrollado como sociedad ante el dolor que nos provoca mirar de cerca el infame abuso de poder hacia los niños.

Elenco: Alizia Solís Vargas, Elisa Domínguez Sánchez, Lilia Gutiérrez Morales, Mora Fernández, Rox González Martínez y Ruben Darío Rojas.
El pasado miércoles 28 de marzo cerró su segunda temporada en el Teatro Bar El Vicio, como ya había escuchado un par de cosas al respecto no pude desaprovechar la oportunidad de asistir con mi novio y otros amigos. No mentiré, la experiencia fue sobrecogedora y, aunque en terapia escuchar historias terroríficas también es parte de la chamba, simplemente no se puede evitar sentir un choque que te asfixia el corazón en cada imagen evocada, porque deseas con todas tus fuerzas que la próxima línea que pronuncien sea cómo pararon al abuso y cómo el padre, el hermano o el tío obtuvieron su justo castigo.
Y no nos engañemos, esta puesta en escena no está pensada para “gustar o entretener”, sino para que te altere una a una las entrañas y ya sea el dolor, el enojo, el miedo o la vergüenza los que te empujen a visibilizar el abuso y a tejer redes conversacionales con el de a lado para que estas tragedias no pasen de largo y puedan, en algún momento, dejar de escucharse porque simplemente ya no suceden. Porque simplemente está de la chingada que no se le crea a la víctima porque no hay pruebas suficientes o porque se teme que al legitimar su voz esto rompa la identidad familiar. Y es que algo se tiene que romper si queremos que las cosas cambien. No podemos mandar el mensaje de que el sistema por más jodido que esté, es y será bajo toda circunstancia más importante que el bienestar individual de sus miembros.
Finalmente, concuerdo con el slogan de la obra, pues ahora más que nunca estoy convencida de que el arte no sólo es una potente herramienta para la transformación social, sino también, una experiencia hondamente sanadora que ayuda a reconstruir el significado de la vida en cada puesta en escena, frente a aquellos que estén dispuestos a incomodarse, a romper la inercia para encontrar la esperanza.
Referencias: https://www.secretsurvivorsmexico.org/
https://www.lacasamandarina.org/home https://www.proceso.com.mx/388156/mexico-primer-lugar-mundial-en-abuso-sexual-y-homicidios-de-menores-ceameg
https://www.animalpolitico.com/2013/06/detectan-a-12-mil-300-pedofilos-mexicanos-que-operan-en-la-red/
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